26 de marzo de 2012

Restaurante La Negra Tomasa


De todos los lugares pintorescos que puedes encontrar en la capital, La Negra Tomasa puede ser candidata a eclipsar al resto por su variopinta propuesta: lo más cercano que estarás de Cuba, será en este pequeño rincón de Madrid, dónde todo te recordará las costumbres, la música y, por supuesto, la comida de los cubanos.

Los 'menús cubanos'. La carta de La Negra no es muy amplia, pues apenas esconde un puñado de sugerencias, ensaladas y postres. Sin embargo, es en los 'menús cubanos' (platos combinados de varias cosas, entre las que, cómo no, el arroz suele estar presente) dónde te sacias con poco: el 'Habanero', por poner un ejemplo, nos ofrece arroz blanco, huevos fritos, picadillos, tostones y ensalada. Es evidente que estos platos constituyen, por sí mismos, una cena, y sería ideal que la gente los tuviera en cuenta al mediodía: un menú muy barato (apenas 8,50 euros volarán de vuestro bolsillo) nos los traerá acompañados por la bebida, el pan y el postre. Toda una ganga.

El encanto cubano. Es evidente que el trato es inconfundible: el descaro y la simpatía de los cubanos queda reflejado en el trato al cliente que, a menudo, no tendrá más opción que abdicar con una sonrisa. Camareras y camareros guapos, atentos e ingeniosos, que nos harán la cena más entretenida si cabe con su servicio. Aquí tienen el cielo ganado.

Cuba pura. Sin duda, no hay un local mejor ambientado que La Negra, que parece aglutinar todas las virtudes reconocibles de la isla. Las paredes, repletas de retratos del país, fotos con cubanos de renombre y guiños al patriotismo, os mantendrán un buen rato observándolas. En ellas hay mucha historia. Por otro lado, la música en vivo promete experiencias intensas: a partir de la medianoche, cuando todo el mundo ya ha cenado, hace su aparición una banda cubana, y las mesas desaparecen para hacer sitio al baile. Es aquí la hora de los cócteles, las risas y el calor. Y si era poco, preparáos: también la santería tiene su sitio en el local, pues una señora se sitúa en la entrada para dar respuesta a las inquietudes de la gente. Bastante peculiar.

Conclusión. Aparte de que la comida pueda estar bien (que lo está) y tener un precio acorde (que lo tiene) la virtud de comer en La Negra Tomasa está en la experiencia: admirar su decoración, engullir uno de sus menús, adentrarte unos minutos en los entresijos de la santería y, por último, bailar hasta que salga el sol, todo sin salir de un local pensado para imitar la vida isleña. La clientela, en su mayoría cubanos, siempre son buena señal de que lo que se propone es lo más cercano a lo real. Conviene reservar para no perderse la experiencia nocturna.

Ubicación. Calle de Cádiz, 9. Teléfono: 915 23 58 30

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